lunes, 3 de marzo de 2014

YO SOY EL QUE SOY


La frase es de origen hebreo. Supuestamente la dijo Jehová a Moisés en el desierto de Horeb. Es lo que afirma la Biblia. La dijo para convencerlo de que él, Dios, es el ser de todos los seres, el Ser Supremo. No obstante lo afir­mativo de la voz, Moisés dudó y no quedó convencido del todo sino cuando vio que la acción acompañaba a la palabra. Dios, para demostrar su poder, transformó en culebra la vara de Moisés, pensando que al hombre, tan apegado a lo terrenal, necesita muchas veces ver para creer, especialmente cuando no dispone de tiempo como Parménides para distinguir entre el mundo cambiante, perecedero, engañoso, y el mundo del ser único, eterno, inmutable. Cuando el hombre dispone de tiempo para la reflexión es capaz de encontrar la verdad. Como Moisés, tras mucho meditar y orar en el desierto, es capaz de ser lo que cree no puede ser, hasta de conducir un  pueblo de la tierra del sufrimiento a la tierra donde fluye la leche y la miel. De manera que el hombre es lo que es o lo que se propone ser. En este caso, admiramos al sofista Prorotágoras, precursor del relativismo filosófico en cuanto a que "el hombre es la medida de las cosas, de lo que son en cuanto son y de lo que no son en cuanto no son".


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