jueves, 27 de marzo de 2014

Soñé que eras pez





Soñé que eras pez,

pequeño, diminuto,

apenas una minucia

colacoleando en el océano de mis morichales

en torno a mi cuerpo que apenas sentía

las dentelladas placenteras de tus caricias.

Luego creciste, te hiciste grande.

Fuiste creciendo hasta medirme con tu vientre

y amagarme a cada instante con tus senos

tus senos que se agitaban

frenéticos de risa

Insaciable, no pudiste soportarme

me engulliste bajo la apariencia del devónico

celecanto y me gritaste en cada palabra

que sentía asfixiarse en tus entrañas

Atrapado estás y ya nunca más volverás a ver

la luz del día. No importa, recuerdo que respondía.

No importa si la puedo ver a través de tus ojos

y en cada latido de tu sangre que ya es parte de mi vida.



Junio 82


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