domingo, 4 de mayo de 2014

EL GABÁN DEL INDIO FIGUEREDO




Ignacio Figueredo

Cuando el Indio Figueredo muera, yo contaré  la historia. Diré que el Indio  era hijo de Pancho López, el bandolinista que aprendió del Diablo La Chipola que tanto bailan en el Llano. Allá bien que lo recuerdan. Dicen que fue una noche de pa­rranda en la que todo de repente quedó en tinieblas.  A, Florentino,  de tanto cantar se le apagaba la voz mientras que la de su contendor se mantenía viva, satírica y sonora.  Entonces, Florentino se preguntó si  acaso aquel señor de liqui-liqui blanco no sería el mismito Demonio,  por lo que sin pensarlo mucho se mandó a medir con “La Magnífica” desapareciendo aquel intruso en medio de la oscuridad.
Qué edad tenía entonces El Indio Figueredo?  Unos doce o catorce años. Jineteaba un buen zaino y sabía enfrentársele al toro. Los llaneros lo buscaban y hacían de su amistad un tesoro pues el Indio Figueredo no sólo era arrojado sino un Mago del arpa. Tenía vena de compositor el condenado! Creador como ningún otro al instante del jolgorio. Si estaba en La Periquera, Periquera llamaba la creación de un joropo, pasaje o zumba que zumba. Lo igual si en Cunaviche donde abunda el cunavichero o en la Achaguas de  su adorada  María Laya o en algún otro lugar de Apure donde el gaván nunca falla. De allí que también Gaván se llame aquel joropo llanero que en Venezuela se baila. Cuentan que fue porque una vez la fiesta de una amigo, dos vacas muy sogueadas para la gran parrillada, intuyeron su destino y reventando la soga se esfumaron por el llano.
Pues bien, viendo el Índio aquel percance, buscó hacia la Laguna con dos peones a su mando. Un silbido largo y lánguido reventó sobre el estero perturbando el agua mansa y sobre su remanso en busca de peces aquella interminable bandada de gabanes que al intentar levantar vuelo cayeron  fulminados con perdigones livianos. Así, en vez de carne de vaca, los bailadores llaneros tuvieron gabán asado y guisado y una música frenética como aderezo de vianda que hacía vibrar las parejas desde la punta del pie hasta la tapa del cráneo. Gaván es desde entonces aquel joropo del Indio Figueredo que en todo el llano se baila.

            Américo Fernández /Ciudad Bolívar 15 de agosto de 1980



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